
Pareciera que todos anduvieran con corazones en los ojos.
Le gente mira como entre melancólica y con una droga que da paz y serenidad.
Me imagino que es lo que produce una encantadora playa en invierno.
- Esos chicos que van allá son amantes! Me dice un amigo de Bahía.
Shita!! Pienso, mi espíritu revolucionario y rebelde, dónde lo dejo ?
Aquí ya no hay salida ! Uff !! , entonces comienzo a silbar al cielo y a mirar a algún chico guapo que encuentro en la playa…
Camino y camino hasta el final de la playa, me encuentro con unos chicos que hacen Skysurf (surf, pero con unas alas que te empujan con el viento).
- Ayúdame, se me caen las alas, me dice uno de ellos.
Corro a socorrerlo y elevo sus alas.
Lo veo despegar como cual avión a chorro a toda velocidad por las olas de Bahía Inglesa.
Que bonito! Pienso.
Mmm tampoco quiero perder mis alas pienso…

Entonces, luego de mirar al infinito con mi amigo Pierre frente a un plato de mariscos bien desabridos, decidimos emprender nuevamente viaje hacia el desierto…
Porque esto de playas parejeras no les viene bien a dos amigos aventureros...
Por lo tanto suficiente playa para ambos y alforjas listas para partir nuevamente!
p.d : igual comimos rico rico, en El Plateao, restaurant mirando el mar, pescados muy frescos con un toque muy playero ! Lejos lo mejor de Bahía! , un beso a los chicos del Plateao!

Para los románticos, un extracto poético de Gabriela Mistral, gran poetiza chilena, nacida en Vicuña y estudianta de Copiapó, nadie mejor para interpretar el amor, y por sobre todo el de estas tierras...
Creo en mi corazón.
Creo en mi corazón, el que tremola porque lo hizo el que turbó los mares, y en el que da la Vida orquestaciones como de pleamares.
Creo en mi corazón, el que yo exprimo para teñir el lienzo de la vida de rojez o palor y que le ha hecho veste encendida.
Creo en mi corazón, el que en la siembra por el surco sin fin fue acrecentando. Creo en mi corazón, siempre vertido, pero nunca vaciado.
Si igual soy romántica...
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